Quick trip to Waiheke Island
Do you want to swim Waiheke?
Yes, why not?
I answered not knowing where Waiheke Island was and hoping I didn't have to drive across the country to get there… Of course, I did have to, but who doesn't like a little adventure in the middle of winter?
The Hot Spring Spas Iceberg Swim
With swimming distances for all shapes and forms, The Iceberg swim is the first winter swim from the New Zealand Ocean Swim Series. I thought it was a good idea to break the winter blues with a fun invigorating swim but it was not until last minute that I decided to go. Since I was living in Wellington, it was kind of a mission to get to Waiheke, but the stars aligned themselves, and I couldn't miss the opportunity. I drove all the way to Auckland and stayed at my friend's Shelley. She was going to attempt her first swim in a long time.
Last minute booking got us a beautiful apartment with sea views. After a short ferry ride from Auckland to Waiheke, we had everything in place to have a fantastic couple of days.
I discovered cold water swimming late in life but is one of the most rewarding things I've ever done. Wellington has a fantastic cold water swimming community, which helped me to be ready for this swim– 2000 m in the middle of winter, 16° water and a beautiful sunny day, no wetsuit. No pain no gain, or that is what I've heard...
Cold water swimming is an interesting thing; you think you are going to die when you get in the water, but after a few minutes, your breath goes back to normal and everything else disappears. It's only you and the Ocean; it's kind of a forced meditation, your thoughts go quiet and you can enjoy of a little bit of time in silence.
As I emerged from the chilly embrace of the Waiheke waters, I couldn't help but feel a sense of accomplishment and connection with nature. Cold water swimming, especially in such a picturesque location, has a way of grounding you in the present moment. The contrast of the brisk water against the warmth of the sun on my face created a blend of sensations that I won't soon forget.
The Iceberg Swim on Waiheke Island wasn't just a physical challenge; it was a reminder of the beauty that awaits when we step out of our comfort zones. The camaraderie with fellow swimmers, the stunning sea views, and the shared triumph of completing a winter swim all contributed to an unforgettable experience.
As I wrapped up my Waiheke adventure and headed back to Wellington, I carried with me not only the memories of the swim but also a renewed appreciation for the unexpected joys that travel and spontaneity can bring. So here's to embracing the unknown, diving into new experiences, and discovering the beauty that lies just beyond our comfort zones.
I'll see you in the water!
¿Quieres nadar en Waiheke?
Sí, ¿por qué no?
Respondí sin saber dónde estaba Waiheke Island y esperando no tener que cruzar el país conduciendo para llegar allí... Por supuesto, ese fue el caso. ¿Pero a quién no le gusta un poco de aventura en mitad del invierno?
The Hot Spring Spas Iceberg Swim
Con distancias para todas las formas y tamaños, la Iceberg Swim es la primera travesía de invierno de la New Zealand Ocean Swim Series. Pensé que era una buena idea romper la monotonía del invierno con un chapuzón estimulante y divertido, pero no fue hasta el último minuto que decidí ir. Como vivía en Wellington, llegar a Waiheke era una especie de misión, pero las estrellas se alinearon y no podía perder la oportunidad de un fin de semana en el norte de la isla. Conduje hasta Auckland y me quedé en casa de mi amiga Shelley. Ella iba a intentar su primera travesía en mucho tiempo.
Una reserva de última hora nos consiguió un hermoso apartamento con vistas al mar. Después de un corto viaje en ferry desde Auckland hasta Waiheke, teníamos todo listo para pasar un par de días fantásticos.
Descubrí la natación en aguas frías tarde en la vida, pero es una de las cosas más gratificantes que he hecho. Wellington tiene una fantástica comunidad de nadadores en aguas frías, lo que me ayudó a prepararme para esta travesía: 2000 m en pleno invierno, agua a 16° y un hermoso día soleado, por supuesto sin traje de neopreno. No pain, no gain, o al menos eso es lo que he escuchado...
Nadar en aguas frías es algo interesante; crees que te vas a morir al entrar al agua, pero después de unos minutos, tu respiración vuelve a la normalidad y todo lo demás desaparece. Solo estás tú y el océano; es como una meditación forzada, tus pensamientos se aquietan y puedes disfrutar de un poco de tiempo en silencio.
Al emerger del abrazo gélido de las aguas de Waiheke, no pude evitar sentir una sensación de logro y conexión con la naturaleza. Nadar en aguas frías, especialmente en una ubicación tan pintoresca, te conecta con el momento presente.
El Iceberg Swim en la Isla Waiheke no fue solo un desafío físico; fue un recordatorio de la belleza que nos espera cuando salimos de nuestra zona de confort. La camaradería con otros nadadores, las impresionantes vistas al mar y el triunfo compartido de completar un nado invernal contribuyeron a una experiencia inolvidable.
Al concluir mi aventura en Waiheke y regresar a Wellington, me llevé conmigo no solo los recuerdos de la travesía, sino también un renovado aprecio por las alegrías inesperadas que pueden brindar los viajes y la espontaneidad. Así que aquí estamos, abrazando lo desconocido, sumergiéndonos en nuevas experiencias y descubriendo la belleza que se encuentra justo más allá de nuestras zonas de confort.
¡Nos vemos en el agua!